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miércoles, 2 de septiembre de 2015

Qué guerra más bonita tienes

Ojalá pudiera encontrar una palabra que definiera como me siento. Ya ni siquiera soy capaz de eso.  Estoy casi segura  de que es porque ya no soy yo, solo un conjunto de esquirlas de esas que, incluso rotas, son capaces de cortar.

De lo único que me atrevo a estar segura, es de que al verte, todo lo que había planeado se esfumó de mi cabeza como una mala resaca. Salí de casa con la determinación de quien sabe que decir que no es lo correcto.  Que alguien que te ha roto una vez, y con tanto jodido éxito, puede matarte definitivamente en cualquier momento. Y llegué, con la certeza de que tú solo tenías que volver a ponerme el cuchillo al cuello que yo solita me lo clavaría, si lo que te hace feliz es verme morir en tus brazos.

Nos hemos amado mucho, y muy mal. Pero la clave está en el mucho. En lo felices ( y desgraciados también) que nos hicimos. Peor, que nos podríamos hacer, pero no queremos. O no quieres. O no quiero.

-Vete, pero no vuelvas
-No puedo
-Pues quédate, pero para siempre
-Es demasiado.  Te odio
-y yo a ti
-Pero te quiero
-Y yo más.

Y así, nadie da el paso definitivo para alejarse ni tampoco para acercarse. Nos mantenemos a una distancia prudencial. Nos observamos, nos retenemos, pero no nos tocamos. No vaya a ser que nuestras manos nos hagan reconocer lo que sentimos  y que catástrofe. Amarnos otra vez sin barreras, sin miedo, con locura. Ponernos en las manos del otro sabiendo que en cualquier momento nos vamos a soltar. Pero que estúpido no hacerlo. Nos dejamos llevar por el miedo tanto como por la esperanza. Y algún día, tendremos que decantarnos por alguno de los dos.

Que sí, que es muy fácil encontrar la paz en otros cuerpos. Porque (eso me decía él)  nosotros siempre hemos sido una batalla constante por encajar. Tendríais que habernos visto en plena lucha, en su colchón, bajo las sábanas. Ninguna paz es comparable a eso.


Supongo que no habéis entendido ni una palabra. Y normal, yo tampoco entendería nada sin haber tenido su sonrisa por delante.