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lunes, 29 de junio de 2015

no estoy hablando de sexo

Vienes,
pones mi vida del revés,
te vas
y repites.

Si eres tan tonto de pensar que soy incapaz de poner mi mano en otra mano
que no podré enredar mis piernas entre las de otro,
que mis labios van a quedarse huérfanos de besos.
Si eres capaz de pensar eso,
tienes razón.

Pero es que tú, tocabas esa parte de mí
que incluso a mí
me da vergüenza tocarme.
Y por una vez no hablo de sexo.
Aunque últimamente tengo más del que me gustaría,
por si te encuentro a ti
en alguna de esas braguetas desconocidas

Esta vez, hablo de dos miradas que se cruzan
y se convierten en dos imanes incapaces de separarse.
Hablo de ese momento en que te das cuenta
de que tu destino ya no es ni medio tuyo.

todavía duele aquel abrazo en ese andén de metro
en el que descubrí lo que es “hogar” realmente.
y que el mío, estaba desapareciendo en la oscuridad de ese túnel.
Ya no volviste.

Ahora me dedico a emborracharme en todos los bares de Malasaña
A ver si todo ese alcohol me da el valor
de tirarte todos mis gritos de desesperación a la cara
o me mata.
Y ojalá fuera la segunda.

Pero no, aquí estoy, ron en una mano y bolígrafo en la otra
con la habitación llena por el humo de un peta medio apagado
en mis lágrimas.

Pensé que ibas a ser mi paracaídas
no mi ancla.
Me equivoqué.
como cada vez que hago la estupidez
de pensar en ti.
Y escribirte

poemas.

martes, 23 de junio de 2015

Ser

Verás, aún no sé muy bien cómo funciona este mundo.
Y no me interesa demasiado,
me importa más saber cómo funcionas tú,
aunque al fin y al cabo “tú” y “mundo” es lo mismo.

Y hoy que el mundo se me cae encima,
ojalá fueras tú.

La angustia me estrangula
y empieza a ser agradable,
es la única que me toca últimamente

A veces llega el pánico
y se pelean en mi cabeza haciéndome temblar
pero en poco se ponen de acuerdo,
saben que juntos me vencen en un par de horas.
Aficionados.
Tú lo hacías en un latido.

Últimamente paso más tiempo del que me gustaría en el suelo,
a veces, me tropiezo con mis propios pies.
No se acostumbran a no enredarse con los tuyos.
A no caminar entre tus pasos.

Otras veces las rodillas me fallan
cuando miro al espejo y veo solo ojeras
labios en sangre
y una imagen demacrada.
La mía.

Pero la mayoría de las noches soy yo la que se deja caer,
el suelo está helado y está bien sentir algo.
Además, la cama huele a ti.
no se me ocurre nada más horrible que eso en este momento.

El problema es que si me dieran a elegir
algo que ser
volvería a elegir ser tu error
Volvería a dejar que me arrojases por el precipicio

con tal de que volvieras a tocarme.

domingo, 7 de junio de 2015

no vuelves

Siento tu ausencia caer sobre mi cuerpo
como esos días que te metes en la ducha y el agua está tan fría
que crees que va a taladrarte la cabeza
y helar todos tus huesos,
tus sentimientos,
todo.

Soy puro vacío.
Vacío como un botellín
que no ha servido para empezar una historia de amor.
Vacío como un cuaderno
sin poesías tuyas.
Vacío puro

Porque aún no me hago a la idea de que, esta noche,
no volverás a entrar por la puerta de nuestro bar favorito
llenándolo todo de ese “la vida merece la pena”
que pienso cada vez que te veo.
Que no podré construir mis castillos de arena
sobre esas palabras, que al fin y al cabo, les dedicas a todas
pero yo, sentía como mías.

Vuelves a ser una luz lejana.
Yo, un retazo de sueño destrozado.
Porque llamarle “roto” a algo que produce tu ausencia
es quedarse demasiado corto.
Es un insulto.

Es una locura que me haya enamorado de unas cuantas palabras genéricas
de cuatro tatuajes, un sombrero y unos labios sabor cerveza.
Pero, joder,
incluso sus pasos son métrica.
Juro que sus dedos riman perfectamente con mi cintura
y que esta encaja exactamente con la hipérbole de la suya.
Hasta su aliento mismo es arte,
así que ¿Quién necesita aire? A la mierda.

Y ahora, nos separa un mar.
Lo mismo daría que fuera una hoja de papel.
Contigo cualquier distancia que no sea ninguna es demasiada.
Vuelve.

Y dale una patada a tu ausencia